Mi ilusión
que a veces
se apaga con el recio viento patagónico.
Como mi único
motivo íntimo de existencia.
Como mi ser
existencial que nadie conoce.
Como algo
que no me ha permitido esta vida compartir.
Mi ilusión,
mí espera,
es como un
sol cálido de mañana.
Como un
mate en compañía.
Como frutillas
en mis labios.
Mi ilusión
es mi cobijo sin aliento.
Mi abrazo
del ángel guardián que no me habla.
Mi desteñido
corazón partido en la nada,
esperando
mirarte.
Mi ilusión
es no saber quien sos.
Como serás.
Qué tiempo transcurrirá
hasta verte y escucharte.
Hasta enamorarte,
hasta decir nuestros nombres.
Hasta que
me elijas para siempre.
Hasta cuidarte
eternamente
y no saber
que los años pasan
y no estás.
Que sigo
imaginándote en cada paso,
en cada
esquina,
en cada
tarde de otoño
y en cada
noche de luna llena.
No conozco
tu aroma
Y menos
aun,
sé; si tal
vez
estás cerca,
porque no
puedo verte
Mi ilusión
es tan cálida…. Que a veces hasta me sonríe.
Otras, es
tan fría, que me entristece.
Quiero despertar
en esa sensación de custodia,
de ayuda,
de comodidad sentida
quiero
despertar acompañada de lealtad
Quiero cerrar
mis ojos y ver los tuyos,
mirándome,
sintiéndome.
Pero, mi
ilusión es tan egoísta
que ni Dios
quiere que se concrete.
Por eso
sigo aquí.
Esperando…..
no se qué,
y no se a
quién….
Ilusionándome,
y siendo feliz con un sentimiento,
que no
existe,
que está destinado nada más
a mi traicionera
e ilusa melancolía de creer en el amor.
Jaquelin Parada
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