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Mostrando entradas de abril, 2017

Alejandro Magno y vos

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Tu quijada.  Tu bello púbico. Tus ojos, tu nariz y tu boca, t ienen ese heroico arte tallado de Alejandro Magno en tu piel. Tu altura, tu cuerpo y ese calor escondido en tus brazos, son como la omnipresencia épica y helénica de antaño. Si por un momento se detiene la historia porque ya no tiene  más tiempo, estoy segura que caería en tu reflejo solo para verte una vez más. Sos único,  y quien derribó cada uno de mis muros. Quien conquistó mi corazón y coronó mis sentidos, con su grandeza Alejandro Magno y vos Un espejo que me deleito en ver, cuando caigo en tus labios una noche cualquiera De esas que enredados en algún punto de la ciudad nos encontró la madrugada sin despegarnos del sonido de nuestra respiración. Nadie puede negarme este deseo que me eleva, al verte. Ni yo misma puedo ocultarme de tu encanto mi helènico del siglo XXI. No se si en otra vida fundaste 50 pueblos como Alejandro, pero  me basta notar que te perdés en mis manos como dejando que la batalla se inicie. El to

El túnel del tiempo

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En el túnel del tiempo  no hay manera de no verte. Cobijándonos del mundo,  acurrucados  interpretábamos la vida entre los roces de la piel. En cada suspiro, en cada latido, hacíamos  el amor. El escalofrío de mi cuerpo al ser recorrido por tus dedos, nos lleva al éxtasis sin poder soportarlo. Besame siempre así, nunca dejes de  mirarme, me pierdo en tus labios y así, iniciamos de nuevo. Si a veces huyo  no es falta de amor, sino exceso de deseo y falta de energía. Te lastima mi ignorancia  de no saber hasta dónde te amaré así, nada importa si esto brota de las sabanas, de tu mente, de la mía, que más dá. Volvamos a empezar.  Tus posiciones viriles. Tu lunar en la nariz. Completamente a oscuras, desnuda,  en penumbras y en días lunas, estás ahí. Acariciando mi espalda mirando el cielo en mis senos. Sos la imagen perfecto del mundo entero al revés, entre mis piernas mi cielo vamos a jugar otra vez. Tracé líneas en tu vientre con lapiceras y colores.  Primero dibujé 

Mariposas asesinas

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Tengo mariposas asesinas, que encienden mí fuego. Estremeciéndome, naciendo de mí incrédulo corazón, habitado por los deseos humanos más bajos, más sucios, descontrolados e ilusos de andar de a dos. ¿Para qué? Para sentirla a ellas.  Mariposas asesinas Que huelen a sangre y dolor. Se cuelan en  mi piel llamando a gritos a alguna ocasión. Alguna victima siempre cae en manos de ellas, que me hacen agujeros en el vientre, que anidan sentimientos que se diluyen en los primeros rayos de sol del desencuentro. Cada célula aclama  blancas y mentirosas mariposas asesinas. Los sentidos y la borrachera de mi alma padecen de abstinencia pasional donde la humedad no acaba y la necedad me ciega. Estas mariposas asesinas que  mojan mis labios en lágrimas que perturban mi razón. No existen terciopelo negro  que calme mi dolencia natural. No son puras ni maravillosas  como se describe en poemas de amor. Son mariposas asesinas que destruyen que desnudan todo al mi alrededor. Mis