No le alcanzó
No le
alcanzó, el canto de
los gorriones de mis mañanas, ni el sabor a
mate amargo de mis tardes, ni la melancolía a chocolates de Bariloche,
No le alcanzó, el aroma a
cordillera pantagónica ni la
mirada de sus animales, al sol.
No le alcanzó el abrazo
más sincero de su madre, ni el perdón
de sus enemigos, ni las letras
muertas de mi vieja poesía, ni las hojas
secas que pisamos en otoño, ni el
sonido de las olas del mar en Río Negro.
No le
alcanzó soñar con su piel oscura y sonriente, ni tocar sus manos almorzar
arroz con queso y albahaca.
No le alcanzó las maravillas en las estrellas de una noche cualquiera.
No le
alcanzó despedir su mejor amiga a Europa, ni ir por ella.
No le
alcanzó recibirse de padre y alimentarlo.
No le alcanzó un lazo de amor familiar, ni el deseo de encontrarme, ni que lo acompañe.
No le alcanzó, mirar cada ventana ajena, ni la añoranza de integrarla.
No le
alcanzó la vida, ni el baile, ni sonreír, ni beber helado de limón.
No le alcanzó el deleite de los detalles, ni el anhelo del vacío solitario, ni haberlo elegido.
No le alcanzó incrementar su
lado positivo de las cosas, ni denudarse a
plena luz del día.
No le alcanzó, ganar desesperanza ni dejar atrás lo qué dirán.
No le alcanzó la
lluvia en alba primaveral, ni mirarse al espejo.
No le alcanzó la despedida, ni la daga desilusión
No le alcanzó el infortunio, ni el intento, ni el amor verdadero.
No le alcanzó nada, ni estar dentro de ella.
Oshila
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