Vivir conmigo

¿Por qué acepto vivir conmigo?

Porque no encuentro un par que me construya.

La gente mayormente es corrompible

débil en sus valores.

Simplistas infundados, conclusos banales.

Seguidores de estúpidas tendencias,

modismos en el habla, la ropa, actitudes y creencias.

Es difícil tener valores en una sociedad

donde ser distinto es incomprensible,

donde el que piensa y dice lo q siente,

es acallado.

Donde el precio tiene un número

y nos tratamos como tal, con infravalores económicos.

No se mide con dignidad o respeto.

Sino que pagamos con la misma moneda

Por uno, por el otro, por nosotros

Somos todos números,

y así solo somos un cero a la izquierda

Donde nadie entiende bien lo que significa

cosechar lo que uno siembra,

donde la facilidad de opinar es

tan liviana como su estilo de vida.

Nadie entiende

que hay mucha historia humana

detrás de cada ADN

Nadie comprende que se han derramado

lágrimas de sangre por nosotros

por nuestros derechos, por estos valores.

Estos, que se pisotean,

se malgastan en cotidianeidades sin sentido.

¿Por qué acepto vivir conmigo?

Porque no encontré a nadie que deje todo por amor

Porque me tildaron de ilusa y utópica

Porque creen que no se llega a nada

pensando en los demás.

Quisiera ser tan fría al menos unos segundos;

solo para comprenderlos,

para entender frases como estas:

“Todos tenemos un precio”

“Todos queremos dinero”

“La vida en pareja es mandato divino”

“Hay que ser alguien en la vida”

“Hay que tener amigos buenos”

bla -bla- bla- blaaaaaaa.

Esa es la realidad que solo queremos ver.

Hay vida más allá del sistema

donde estamos  inmersos.

Un sistema con el que debemos convivir

pero sin que éste nos corte las alas

no quite el deseo de soñar

y sentir, de amar, y luchar.

¿Por qué?, ¿quien me obliga?, ¿no hay opciones?

¿Por qué me quieren asfixiar?

No quiero quedar derrotada ante lo simple

lo sencillo y lo fácil, sin pelear. 
No quiero consumir sin pensar y menos aún
existir sin sentir.

Quiero explicármelo todo, continuamente.

Quiero elegir legitimándome, a cada minuto,

con concepción del por qué lo hago.

Y después, después veré……

 Muchas veces solo después veré

 para qué lo hago.

Pero jamás, para quien lo hago.

Y si fuera así, no seria para mí.

Seria para el que aun siendo ignorante,

gesta amor en sus entrañas.

Ese que ama a su par sin esperar nada a cambio

¿Por qué acepto vivir conmigo?

Porque no entiendo al egoísta

al que ve su propio ombligo

al que entiende que el mundo está en la lógica

de mercado, de la real ciencia

y no ve un mundo paralelo

y menos aun espiritual.

Porque solo quiere ser parte de su mundillo

lleno estúpidas banalidades, incoherentes realidades

que no practican porque temen 
enfrentarse con sus propias miserias humanas, 
con su YO competidor;
o con otros pares que los apuntan y denudan.

Ellos no hablan de amor….

Es por eso que estamos como estamos.

Tenemos un mundo lleno de odio, de guerras,

de luchas insanas que llevan al caos.

No es  ni más, ni menos que la lucha constante

del SER de la sociedad moderna

donde el iluminismo interior no existe.

Donde la vara solo se mide en plata

Donde no hay valores, amor, humildad, palabra,

ingenuidad y menos aun entendimiento y tolerancia.

Donde el que no es de un determinado estrato social

no existe.

Sin embargo todo llegamos al mundo en cuero,

pero llenos de luz.
Solo que al final;

cada uno decide con que vestirse.....

si hacerlo con un sistema mentiroso

o hacerlo con practicas valorativas

seguramente subrreales, claro…..

pero llenos de libertad interior.

Es que el camino de la paz y su transcurso

otorga plenitud,

pero no nos acompaña a todos por igual.

Entre sobrevivir y vivir libre.

yo; elijo vivir libre.

Y para ello hay que elegir.

No hay imposición sino convicción y

amor a esa elección.

Es por eso que me elijo.

Y, si alguien me elije

en mi ilusa utopía; para algunos;

será bienvenido. 
Sino sigan su camino; 
el pedregoso no es para mí,
de buen gusto.

Pero el de la armonía y el arte de integrarnos

al ser supremo desde la propia conciencia, es el que me deleita.

Es el que me aleja de este mundo espejado y fastidiado

por nosotros mismos.

Jaquelin Parada