“Estado fallido desde la mirada occidental”.

Las relaciones internacionales se han reconfigurado luego del fin de la Guerra Fría; y entre uno de los fenómenos que mayor impacto han provocado al orden internacional ha sido la inmigración.
Un ejemplo de ello fue la inmigración musulmana a Europa y EEUU, al respecto se han planteando tesis muy controvertidas, entre ellas la expuesta por  [1]Sartori Grovanns quien afirma en su obra denominada La sociedad multiétnica, “que los inmigrantes de otras culturas que no estén dispuestos a integrarse a la sociedad que los recibe, no deben acceder fácilmente a los derechos de ciudadanía”.
Indudablemente se puede escribir mucho en cuanto a las causas de ésas inmigraciones, pero lo cierto es que seguramente las personas que deciden irse de su país de origen, tienen como parte de su decisión la falta de seguridad y libertades básicas que el propio Estado debió otorgarles.
A estos Estados con éstas ausencias en sus políticas internas o domesticas se los denomina “Estados Fallidos”,  y aunque de alguna u otra manera siguen siendo Estado por el reconocimiento de tal categoría que tienen en la vida internacional por parte del resto de sus pares, esto no implica que empíricamente existan como tal.
[2]Mervyn Frost menciona a los Estados autónomos donde los ciudadanos experimentan el bienestar del Estado como fundamento para su propio bienestar, y hace hincapié en el Estado Soberano como los que convierten la independencia política en libertad individual. Agregando a los Estados Fallidos  como los que no están bien formados en relación a su estabilidad, ya que sus gobierno son capaces incluso de promover condiciones internas adversa que fomenten la barbarie.
Si tomamos por un momento el concepto soberanía como una de las características del Estado, es debido decir que la misma no es un acuerdo político ni tampoco es garantía de bienestar, sino que surge en [3]el marco de la independencia en el que se lucha por una vida digna que pueda realizar con esperanzas.
Y el debate internacional se torna interesante, cuando se involucra el concepto de soberanía con la realidad de los Estados Fallidos y a su vez con el dilema de la seguridad internacional en el marco del conflicto entre distintas civilizaciones como son la Occidental y el Islam. Porque un Estado Fallido puede provocar algún efecto en los intentos por mantener el Orden Internacional por ejemplo la inmigración que produce incremento demográfico en el país receptor.
Para Hobbes la estabilidad soberana era, un acuerdo político necesario para proteger la paz social, y no servia de nada tener Estados que no pueden tener civilización interna que garanticen cierto grado de bienestar.
Actualmente la ONU los mira como un desafío, pero tiene data en cuanto a su accionar en relación a ellos, y de hecho también la Sociedad de Naciones previo a la ONU, ha actuado al respecto.
Puede decirse que un Estado Fallido es el que no está en condiciones de autogobernarse, y para tal caso podemos citar a los países nuevos de la descolonización después de la II guerra Mundial e incluso a los que hoy poseen conflictos internos de distinto y cuestionable origen, que aunque independiente y soberanos viven en anarquía interna.
Hace varios años el Derecho Internacional contenía norma de tutelaje para las colonias que se abrían a la vida independiente y se las intentaba ayudar en dicho proceso desde la Sociedad Internacional, como estructura internacional supranacional que buscaba mantener el orden, la paz y el bienestar internacional.
Un dato más antiguo todavía, proviene de [4]1885 del Acta General de la Confederación de Berlín en su Art. N°6, que obliga a todos los poderes coloniales que estaba implicados en África a velar por la conservación de las tribus nativas y ocuparse de las mejoras de las condiciones de su bienestar moral y material.
Es notable que la normativa internacional exigiera la responsabilidad de ciertos Estados mas fuerte para con aquellos Estados más débiles  en proceso de independencia o restructuración. Conformando distintas figuras de tutelaje como fideicomiso o protectorados, donde el que tomaba las decisiones era un gobierno internacional en materia administrativa, militar, económica y política, hasta tanto se pueda dejar el Estado protegido, que camine solo por la senda de su autogobierno en base a su soberanía.
Pero esto cambió, posterior a la guerra fría la cuestión sobre la estabilidad interna o no, de los Estados más débiles o Fallidos, dejo de ser relevante para la comunidad internacional.  Ahora hay una tesis que se denomina la universalidad de los derechos humanos provenientes del enfoque occidental, a la que me referiré más adelante.
De hecho la [5]norma básica de la política mundial después de 1945 prohíbe la institución del fideicomiso, el status colonial u otra forma de independencia internacional, donde la independencia existiera previamente. Entonces el reconocimiento de iure desplazo al de facto que estaba basado en un estándar occidental, que tenia la concepción de la sociedad internacional como asociación de gobiernos civilizados y no solo un grupo de Estados jurídicos independientes. Ésta presunción paradigmática llevada a la practica donde los Estados Exitosos se hacían cargo de la reforma de los fracasados, hoy se ha modificado.
Por Resolución de la ONU en los 60´ se declaró que todos los pueblos tienen derecho  a la libre determinación y la falta de preparación en el orden político, económico, social o educativo no servir nunca de pretexto para retrazar su independencia. Esto implica no la intervención  de Estados extranjeros en sus decisiones internas.
Sin embargo actualmente aunque no se lo denomine tutelaje, protectorado o fideicomiso, existe la intervención concreta de la sociedad internacional en ciertos Estados conflictivos. Un ejemplo de ello es el caso Kosovo con la presencia militar en 1999 aprobada por Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, y que ha dado mucho en materia de estudio y a su vez ha sido criticada dicha actitud internacionalmente.
Algunos teóricos han planteado reformas a la sociedad internacional, como por ejemplo que un requisito para la independencia política de un Estado seria asumir que la voluntad y capacidad del mismo en cuanto al establecimiento y cumplimiento de ciertas condiciones civiles internas para llevar a cabo las obligaciones internacionales. Además aquellos Estados que no logren alcanzar este estándar deberán perder su independencia hasta estar preparados y equipados para resolverlos, basados en la libertad, igualdad y reciprocidad esencial. No menor es la pretensión de que en las reformas se incluya la justificación a la intervención extranjera para ayudarlos en el proceso de readaptación o toma del autogobierno.
Si la mirada occidental en cuanto a la civilización de ciertos Estados, que no cumpliendo con algunos estándares, presupone la existencia de un Estado Fallido; nos encontramos ante una diversidad cultural que no mide de la misma manera ciertas normativas del derecho internacional, que hoy pueden reflejarse por ejemplo en la ayuda humanitaria ante el fenómeno de millones refugiados en el mundo por un presunto autoritarismo en su Estado de origen que viene provocando guerras civiles.
Según[6] Samuel P Huntignton  la civilización occidental serian como una serie de características como; el legado clásico, relaciones católicas, protestantes, lenguas distintas, separación religiosa, Estado de Derecho, pluralismo social, cuerpos representativos e individualismo, etc.
Teniendo en cuenta que el autor determina la civilización al agrupamiento cultural humano mas elevado del grado más amplio de identidad cultural que tiene las personas en el marco según afirma él, de la civilización universal. La misma se define por elementos objetivos comunes, siendo una autoidentificación subjetiva de la gente. Y, particularmente para Huntignton, la religión es el elemento que está por encima de las demás variables.
Ahora bien,  a su vez el autor identifica siete civilizaciones en el mundo en base al estudio de  [7]Melko, la china, japonesa, hindú, islámica, latinoamericana, africana y occidental, y hace además una afirmación; “la actual reconfiguración y elemento central, es el hecho de que los países se están uniendo o separando según afinidades culturales”. Ya que con el fin de la guerra fría dejo de ser una cuestión ideológica y de conveniencia, para ser cultural.
Con todo ello occidente encaró al mundo con ciertos valores propios de su civilización, tales como; la no proliferación armamentística, la promoción de la democracia y los derechos humanos e intento frenar la inmigración foránea de otras civilizaciones. Aquí el autor se plantea un choque de civilizaciones o como lo suele denominar, la guerra de líneas de fractura, llevándolos al campo de estudio ubicado geográficamente entre Islam -Occidente, que a su vez se distinguen de otros tipos de conflicto por tres cuestiones;
1)         Que son conflictos colectivos entre Estados, entre grupos no gubernamentales o entre Estados y grupo no gubernamentales.
2)         Son violentos y de larga duración, de hecho puede implicar a grupos geográficamente entre mezclados.
3)         Y generalmente es por el control de las personas, predominantemente religiosas y por definición son conflictos que engloban entidades culturales mayores.

[8]Oriana Fallaci escritora italiana apoya la tesis de Huntignton  afirmando que estamos ante la guerra donde no se combate por el territorio sino por los valores, por la forma de vida Y, occidente infravalora el poder de destrucción de las civilizaciones defensoras del islamismo.
Mientras que [9]Guillen Kepel experto en el movimiento islamita argumenta  que el mismo se ha fractura y entro en una fase de retroceso. Además dice que no se debe investigarlo poniendo el foco en su ideología, sino en las fuerzas sociales que participan en él, y que siempre fueron socialmente ambiguos. Kepel dice este movimiento está compuesto por, un sector de jóvenes de la urbe relativamente pobres y por otro lado una burguesía y clase media religiosa que se identificaron con el Islam ante las promesas de reestablecer la sociedad justa de los primeros tiempos de dicha religión. Oponiéndose a gobiernos ya desgastados, sosteniendo la utopía islamita de los 70.
Lo cierto es que después del 11 de septiembre de 2001
occidente se vio atacado por un grupo al que denominó terroristas, del que han surgido varios análisis en el ámbito internacional, motivo por el cual se ha retomado la tesis de Samuel del conflicto entre civilizaciones por cuestiones culturales.
Hobsbaw agregó que el ataque terrorista abre un periodo de inestabilidad igual que sucedió en Europa con los atentados a los reyes a fines del XIX. Es por ello, que hace falta una respuesta colectiva de todos los Estados amenazados  e incluso China y Rusia.
Respuesta que podría darse en el ceno del Consejo de Seguridad de la ONU, y que de hecho se han tomado decisiones al respecto que en muchos casos no han contado con el  apoyo de Rusia y China. Por ejemplo la [10]Resolución sobre Siria, donde tres veces han votado en contra de la idea occidental que amenaza con imponer sanciones al régimen del presidente Bachar al Asad.
La Revisión de la Postura Nuclear que tiene occidente, donde EEUU es el representante central de la ONU,[11] exige el desarrollo de planes de contingencia y de armas nucleares más adecuadas para atacar objetivos en un listado de siete países: Irak, Irán, Corea del Norte, Siria, Libia, China y Rusia.
Samuel P Huntignton  imagina en su época, previo a los atentados de 2001, como seria hipotéticamente un posible conflicto entre todas las civilizaciones, y de allí desprende sus conclusiones en cuanto a las posibles soluciones. Dentro de ésta futurología argumenta que no hay una respuesta contundente. Si aceptamos que los conflictos serán entre civilizaciones, entonces se debe buscar orden basado en ellas, que no es fácil de establecer, pero debe partir desde la comprensión y apelación a los valores comunes.
Aquí la pregunta es ¿Qué valores comunes tenemos occidente con el Islam? Si incluso algunos autores parecieran ampliar más la brecha de diferencias entre ambas civilizaciones cuando leemos actitudes musulmanas alejadas de nuestras costumbres, que nos provocan una reacción contraria al acercamiento y convivencia. En este sentido se expresa [12]Edward Said, “El oriente es un discurso particular construido por occidente, que nunca existió mas que en el imaginario occidental. Hacen campaña para guerra, pero no hay un solo Islam sino varios, y varios EEUU”. Redefiniendo “el choque de civilizaciones” como “el choque de ignorancias”, lamentando que la prueba de la tesis de Huntignton haya sido el atentado suicida cometido por un grupo de trastornados.
Said entiende que la humanidad ha quedado dividida entre fieles e infieles, donde el Islam quiere acapara y la cristianidad es el rival. Afirmando que el fundamento de la ira islamita está dado por los cambios sociales, intelectuales y económicos que transforman el mundo islámico, sobre todo el consumismo y secularismo provenientes de occidente.
Vinculando las ideas o valores occidentales con la demarcación o conceptualización de los denominados Estados Fallidos, recordando que estos son los que posen inestabilidad interna, se puede decir que muchos de los pertenecientes al mundo islámico poseen; a criterio occidental, éstas características. Pero ¿es legítimo que ante estas circunstancias la ONU o la OTAN actúen para devolverle la estabilidad al país?
Teniendo en cuenta lo expuesto por el Art N° 4 de la Carta constitutiva de la ONU que dice: “Podrán ser Miembros de las Naciones Unidas todos los demás Estados amantes de la paz que acepten las obligaciones consignadas en esta Carta, y que, a juicio de la Organización, estén capacitados para cumplir dichas obligaciones y se hallen dispuestos a hacerlo”.
Y además, contemplando a los Estados Fallidos como empíricamente existentes en el marco del Art N°2 de la mencionada Carta que norma: “Fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, y tomar otros medidas adecuadas para fortalecer la paz universal”.
Cada Estado debe velar por su estabilidad interna, es su responsabilidad crear las condiciones de una libertad ciudadana enfocada al Bien Común y bienestar de todos dentro de su territorio. Al respecto [13]Frost dice “Los estados exitosos deberían establecer la condición de la libertad verdadera o fundamental en sus interacciones con los estados fallidos”. Y agrega que se deben crear las condiciones de una libertad fundamental en los estados en los que actualmente dicha libertad no existe, eso requiere una educación internacional. Entonces los estados fallidos deberían ser cuidados y reformados por la sociedad internacional,  asumiendo esta responsabilidad en nombre de la sociedad internacional.´
Entre estas innovaciones se pueden plantear nuevas formas de gobernanza, resultantes de la interacción no-jerárquica y flexible de una multiplicidad de redes no estatales. Al respecto [14]Antonio Natera alude a ella, como a un nuevo estilo de gobierno distinto al del control jerárquico, donde la importancia ya no está dad en los mecanismo de gobierno, no se basan en los recursos exclusivos de las autoridades gubernamentales ni sus sanciones. Su característica es la mayor interacción y cooperación entre Estados y actores no estatales en el interior de las redes de decisiones mixtas (publico-privadas), como un cambio de sentido del gobierno, un nuevo método. Entonces redefine las estructuras y procesos mediante los cuales los actores políticos y sociales, llevan a cabo practicas de intercambio, control, coordinación y adopción de decisiones en los sistemas democráticos.
Sed demarcan algunos principios de la buena gobernanza que refuerza la proporcionalidad y la subsidiaridad, a saber: apertura, participación, responsabilidad, eficacia y coherencia.
El autor analiza la estructura de la UE (Unión Europea) planteando como objetivo estratégico la reforma de la gobernanza, y afirmando además que algunos de los problemas que actualmente tienen están relacionados con los conflictos.
A modo de conclusión, solo me queda traer a colación un autor más. Ésta vez mencionaré a [15]Francis Fukuyama quien también analizó los conflictos entre civilizaciones pero desde un enfoque denominado El Fin de la Historia.
El autor critico a Samuel P Huntignton  luego del 11 de septiembre porque debió haberlo interpretado tal choque de civilizaciones como una lucha mas amplia entre civilizaciones, específicamente entre occidente-Islam. Mencionado lo que nosotros como occidentales consideramos como  los derechos humanos universales, que son producto de la cultura europea, inaplicable para quienes no comparten esta tradición particular.
A su criterio la división central entre el Islam y Occidente esta data de los inicios del Iluminismo cuando occidente rechazo la fuente de Dios, donde la raíz de la tradición liberal es el laicismo en la concepción occidental, pero muchos musulmanes rechazan el laicismo occidental, provocando sangrientos enfrentamientos entre sectores cristianos en el XVI y XII.
Es por ello que para Fukuyama, el Islam enfrenta hoy un dilema similar al que se vivió cuando se separo la religión de la política en el mundo occidental, para asegurar ante todo y sobre todo la paz civil.
Los intentos de fusionar la política con la religión, divide a los musulmanes al igual que se dividieron los cristianos en Europa. Afirmando que el Islam es una religión extremadamente heterogénea y no reconoce ninguna fuente absoluta de interpretación doctrinal, además el fundamentalismo es intolerante.
Entonces, nuestra mirada occidental de raíz cristiana que considera a los derechos humanos como universales entre otras dimensiones vinculadas a la economía, la justicia o la democracia política; quiere encajarlos en otras civilizaciones con otras culturas. ¿Será posible que esto se concrete pacíficamente? La realidad internacional tiene sobradas pruebas de que tal recepción no es pasiva.

Autora: Jaquelin Parada


[1] Cátedra Relaciones Internacionales II. Modulo I Lectura complementaria ¿Choque de civilizaciones? Autor; José E Jorge Pág. N° 138
[2] Lectura complementaria N° 5  Los estados fallidos y la tutela internacional  Autor;   Robert H. JACKSON. Pág. N° 9
[3] Lectura complementaria N° 5  Los estados fallidos y la tutela internacional  Autor;   Robert H. JACKSON. Pág. N° 21
[4] Cátedra Relaciones Internacionales II. Modulo I Lectura complementaria  El Choque de  civilizaciones Autor; Samuel P Huntignton  Pag N° 14.
[5] Lectura complementaria N° 5  Los estados fallidos y la tutela internacional  Autor;   Robert H. JACKSON. Pág. N° 17

[6] Cátedra Relaciones Internacionales II. Modulo I Lectura complementaria  El Choque de  civilizaciones Autor; Samuel P Huntignton 
[7] Cátedra Relaciones Internacionales II. Modulo I Lectura complementaria  El Choque de  civilizaciones Autor; Samuel P Huntignton  Pag. N° 98.
[8] Cátedra Relaciones Internacionales II. Modulo I Pág. N° 95.
[9] Cátedra Relaciones Internacionales II. Modulo I Lectura complementaria  ¿CHOQUE DE CIVILIZACIONES? Autor; José Eduardo Jorge  Pág. N°139
[11] Cátedra Relaciones Internacionales II. Modulo II Pág. N° 158.
[12] Cátedra Relaciones Internacionales II. Modulo I Pág. N° 137.
[13] Lectura complementaria N° 5  Los estados fallidos y la tutela internacional  Autor;   Robert H. JACKSON. Pág. N°
[14] Lectura Complementaria N° 4  La noción de gobernanza como gestión pública participativa y reticular. Autor:  Antonio Natera.
[15] Modulo de Cátedra I Pág. N°95.

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