Tu histeria y yo.

La histeria no es cosa de mujeres,

descubrí que mi sexo opuesto es más obsesivo.

Por estos días me encontré frente al espejo,
observándome, acariciándome, deslumbrándome
de la majestuosidad del creador,
de su mano divina sobre mis latidos
y solo pensé…..no hay manera de darse sin antes, SER amor.

Mi propuesta es confidencialmente
comprometerme conmigo.
Suavizar mi almohada de culpas,
alojarme en los reparos del alma,
seducirme por las noches
y de mañana, desayunarme feliz.

La esperanza es la certeza de lo que está, sin ser visto.
Tanto como la fe en que esos ojos marrones, me mirarán.
Más allá del mismo ocaso, seré la luz de tu aura,
la sombra más dulces a la que temías.

Como un viejo piano a orillas del mar,
cristalizándome en tu cuerpo,

y dejándome SER, solo con verte pasar,
seré el brillo de este poema en tus pupilas.

Tu histeria me dijo, que el miedo es más fuerte.
Y a ello, yo respondo, que nó.

Si penetráramos juntos la cúspide del olímpo,
seríamos indestructibles en este plano.
Seriamos como reyes bíblicos, pero no sacerdotales,
más bien profanos apasionados de nuestros espíritus.

Poseídos por el sabor de nuestros labios,
desechos de aroma a piel y, con colgajos  de recuerdos
húmedos que ya no nos lastiman,
podríamos comernos el mundo a mordiscones.


Sé que mi nostalgia me abandonó,
y como ella no sabe de despedidas,
yo; ahora, sé más de mí.

No dudo, camino, despacio, incesante, 
y segura; porque sé  que nos cruzaremos.

Entonces, sabrás que no hay manera de evadirnos
de esquivar lo que desde otra vida, estaba escrito.
¿Qué será? no lo sé.
Si sé, porque lo siento,
que hay algo incompleto.
Que hay algún capitulo que juntos debemos parafrasear.

Si es bueno o malo, no lo sabremos,  
solo transitémoslo.

Que la histeria no te desvincule de mi mundo
Sino armemos nuestro mundo,
con mapas de lógica elegancia,
sórdidos de placer y llenos de paraísos perdidos en sábanas.
Y que a pesar de todo esto,  los no dichos, estén de más.

Que podamos juntos levantar murallas de alegría,
de eterna libertad, sabiéndonos, únicos.

Que la misericordia angelical se apiade de ambos.
Que podamos mirarnos, a solas.

Que en medio del transito de ésta vida
con su rebeldía caprichosa y desenfrenado odio,
Seamos el oasis del otro.

Que impartamos un pacto con nuestra carne,
del color de nuestra sangre,
y el azul del cielo que nos vio nacer.

Que la locura por la música nos vuelva a encontrar,
nerviosos, melodiosos de abrazos y susurros al oído.

Aunque desmayando de hipótesis
que  al finalizar la noche
podamos vernos a escondidas de las siluetas bailarezcas,
y querernos como lo estoy haciendo yo ahora,
en tu ausencia.

Porque me conozco,
sentencio el momento en que tu alma y la mía, se palparán.
Cuando ellas nos rescaten de ésta hipocresía humana
de no aceptar este deseo amoroso de sensaciones ilusas,
como lo es todo en este plantea,
de simples máscaras febriles de verdad,
será el tiempo en que la misma estrella de la que provenimos,
con su bravía voz,
nos declarará libres de SER

y haciéndonos……seremos uno, como al principio.








Autora Jaquelin Parada.



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