Qué significa ser periodista

Tal vez nunca termine de comprender mundanamente; qué significa ser periodista                                                                                                         En este siglo XXI la tecnología, por ejemplo; ha reemplazado al locutor de turno. Se inició el camino de los llamados periodistas de medios de información digitales, con tecnicaturas universitarias incluso. Y muchas personas comenzaron a dar información sin clasificar en las redes sociales.

Hay mucha tinta por escribir al respeto o mejor dicho, aún quedan muchos fonemas en los teclados por presionar. Recordemos que hace años que se dejó de usar el tintero, la pluma, la máquina de escribir y el carbón, son nuestra reliquia.

Hay miles de historias por contar y los periodistas no somos ni dueños de la verdad ni de la palabra.  Existe una raza de escritores a quienes incluso, nos brota de las venas en momentos imprescindibles de nuestras vidas. Entonces como ahora, no puedo callar.  Y no tiene nada que ver con información objetiva o suposiciones investigables. 

¿Deben ser rentables tales historias? ¿O, se escribe por la necesidad de contar algo, de ser quitadas de adentro del pecho? ¿Dónde van a parar? ¿se tiene un control de su destino? 

Hay estudios actuales que afirman que la sociedad ha perdido la práctica de la lectura y otros que apuntan a analizar las varias formas de acercarnos escritura digital. Sabemos que asistimos a la muerte del libro tangible, con hojas de arma blanca inexplicable y con ese único aroma que nos transporta fuera de la estratosfera. Lo sabemos. Ahora accedemos a plataformas online y adquirimos archivo de variado software para ser leídos en la computadora sin conexión a Internet y en cualquier sitio de nuestro hogar.

Entonces, sí existe la opción de leer. Pero también debemos sumar a esto, la cuantiosa información en las redes sociales y diarios online, que nos atomiza el cerebro constantemente por el celular o la notebook. ¿Cómo podemos asimilar todo esto? ¿Es realmente posible hacerlo?  ¿Asistimos a la contemporaneidad del aprendizaje? En el supuesto de poder o saber decodificarlo todo ¿qué nos queda?

Por otro lado, es innegable que tristemente, nosotros somos maestros en la industria de la inducción y no de la difusión, como aprendimos pocos en la universidad. 

¿Estamos al tanto de cuán verdadero es lo que los medios masivos de comunicación nos cuentan? ¿Podemos y debemos; buscar por otro lado cotejar esa información? El público ¿puede o debe hacerlo? o será que ¿los periodistas debemos llevar la verdad? Pero, ¿la nuestra es la verdad? ¿quién lo dice?, ¿cómo lo dice y con qué fin lo hace, dice? ¿Debemos llevarle conclusiones cerradas al público? o ¿debemos dejarlo encontrar en su mente conclusiones después de ponerlo en situación sin influir en su toma de decisión? 

No olvidemos que detrás de los periodistas hay un jefe. Pocas veces el jefe es periodista, pero lo que sí es él, es el dueño de dar órdenes a nuestras lapiceras.

En honor a la verdad, ¿somos nosotros los que inducimos por necesidad? ¿prima la ética de lo estudiado?  ¿implica lo escrito o dicho la posibilidad de retener nuestro trabajo? o, solamente ¿queremos lucirnos con los demás? Fuimos pocos los que pasamos por la universidad, que leímos y practicamos para informar correctamente. Eso hoy, parece una utopía. 

¿El sueldo, nos alcanza para vivir? 

Mil veces preferí cambiar de rubro, por dignidad profesional. Aunque no es mi mejor excusa, por haberme dejado inducir para inducir al resto. En algún momento de mi vida y por ignorancia. hice lo incorrecto. Sucede que lo aprendido en la facultad no fue lo que en calle se acostumbrara a hacer. No tenía dónde poner en práctica lo aprendido; si intentaba, me gana la burla de mis superiores o de viejo colegas que decían saberlo todo. Con el paso del tiempo aprendí que era lo ético y que no se conceptualizaba en el marco de lo leído y entregado por mis profesores.

Lo que nunca haré, es abandonar la práctica de la lectura y la escritura. 

Es por eso que decidí pararme ante el asqueo que siento por quienes creen que pueden ponerle precio a mi mente, a quienes desean cambiar lo que existe por mentiras evidentes. 

Estoy convencida que la solución no está en el sistema, sino que radica en cada uno de nosotros, los que integramos y armamos nuestro sistema. Éste, que nos maneja, nos condicionan, que nos meten en un mundo panóptico que nos oprime

Humanizarnos, ese es el fin al menos hoy, lo para mí. Otorgarnos un valor intrínseco del SER desde el amor con el que hemos nacido, con el que nuestra profesión surgió de nuestro corazón. esa es para mí la manera de elegir donde trabajar y cómo hacerlo. 

Vos ¿te animas a intentarlo?

 

                                                                                                                                    Oshila

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