La tercera posición de la política exterior del justicialismo 1945-1955

La postura argentina en la etapa peronista era conocida como la Tercera Posición, lo que implicaba mantener una equidistancia de “ambos imperialismos” en disputa en el marco de la guerra fría; y sobre todo durante la guerra de Corea, que era percibida como el comienzo de una Tercera Guerra Mundial. Entre 1950 y 1953 la zona más caliente estaba en las Corea, donde Corea del Norte era apoyada por la Republica Popular China ayudada por la Unión Soviética y Corea del Sur por EEUU y sus aliados de la ONU. Donde estábamos supuestamente incluidos ante la ratificación del Tratado de Asistencia Reciproca, pero tema del que atendíamos que no debía haber intervención internacional en la política interna de los Estados, por cuanto a criterio de Perón la política intervensionista internacional de EEUU en los asuntos internos de los demás, era una situación similar a que la ya habíamos vivido con la actuación del embajador Braden en su momento. Para el General Perón, los pueblos habían comenzado a comprender que la mejor posición en la política interna era oponerse a la intervención de dicha política internacional, de hecho Argentina no acompañó en el seno de la ONU a muchas de esas políticas manifiestas, como fue el momento en que la India denunciaba las discriminaciones contra la población de origen indio en la Unión Sudafricana y por ello no votamos las declaraciones que condenaban la persecución racial en este país; así como tampoco toda aquella iniciativa destinadas a obligar a la Unión Sudafricana a liberar el territorio ilegalmente retenido de África Sudoccidental. Y, en la guerra de Corea, tampoco acompañamos a los países que trataban de alcanzar una solución que limitara el conflicto y que apoyaban a EEUU a fines de junio de 1950 que pretendían incrementar el poder de EEUU como el único mercado posible para los productos argentinos, por cuanto y según Carlos Escudé “la política de la Argentina parecía estar dictada por cuestiones comerciales”. Por cuanto y en el marco de esta Tercera Posición, el embajador argentino afirmó en respuesta al pedido de apoyo militar en Corea que Argentina no enviaría sus fuerzas militares sino que la cooperación con la ONU mediante el envío de una partida de carne congelada y enlatada, oferta que se rechazó.
Teniendo en cuenta que ya habíamos ratificado en el Congreso el Triar y que debíamos responder mediante una política exterior coherente con ésta nueva alianza, Perón seguía en su postura de tercera vía argumentando que los argentinos conocíamos bien las razones por las cuales EEUU perdía la estimación de otros pueblos. “Nosotros recordamos las ofensas y vejaciones de Braden y sus secuaces; tenemos presentes siete años de abierta agresión política y económica que significan la injusticia más flagrante de nuestra vida independiente y sufrimos hoy los efectos de las acciones agresivas de numerosas organizaciones oficiales que funcionan al margen de la buena fe internacional. Los servicios de espionaje, los agentes de provocación y propaganda que en el país o desde el extranjero interfieren las buenas relaciones han culminado en el plan Benson, una verdadera agresión abierta, impúdica y desaprensivamente anunciada. A ello se suma la utilización de países satélites para perturbar la vida del país, pero a quienes el gobierno, con buen juicio, no ha tenido jamás en cuenta”. En plena guerra fría Perón predicaba en contra del capitalismo y del comunismo y se posicionaba en su propia mirada de modalidad intermedia, nacional e independiente.
En torno a las “Reuniones de Consulta” llevadas a cabo en Río de Janeiro en 1942, se pretendía por parte de EEUU una Declaración que obligara a todos los países Americanos a romper relaciones con los países del Eje en plena II guerra mundial. Sin embargo tanto Argentina como Chile impidieron que dicha Declaración se lleve a cabo, quedando simplemente como una mera recomendación por parte de los piases reunidos en Río. Por cuanto y desde entonces y hasta 1949 nuestro País, fue victima de una serie de boicots económicos por parte de Norteamérica; que ejerció mediante distintas presiones para obtener la definitiva ruptura de nuestro País con el Eje, lográndolo de algún modo; recién en 1944.
Argentina;  dentro de una posición de neutralidad en el marco del conflicto bélico y bajo gobierno militar  le había otorgado a EEUU el status de no beligerante, pero con características benévolas ya que operábamos casi exclusivamente al servicio de los Aliados entregándoles por ejemplo, productos vitales, permiso de que buques de EEUU usaran nuestros puertos y la no autorización de venta de nafta al Eje.
Pero las notificaciones de la embajada de EEUU en nuestro País no nos favorecían, ya que se nos acusaba de tener espías alemanes, por cuanto nos fueron delineando una lista negra de transacciones económicas que pudieran favorecer al Eje y que provinieran de los Aliados. Fueron varias las presiones político- económicas que ejercieron para lograr la definitiva ruptura con el Eje, más allá de las especulaciones que los norteamericanos pudieran hacer en cuanto a que tal ahogamiento financiero nos obligaría más temprano que tarde a concretar la ruptura; o bien, que contrariamente a ello; Argentina se acercará asfixiada definitivamente al Eje.
En este ambiguo entorno tanto dentro de las políticas de EEUU en cuanto a las medidas coercitivas impuestas a Argentina, y a su vez dentro de nuestro País en cuanto a romper o no relaciones con el Eje; se fue gestando dentro de las filas de GOU (Grupo de Oficiales Unidos) durante el gobierno militar, diferentes posiciones en cuanto a seguir o no; con la política de neutralidad, y que entre otros motivos provocaron el golpe militar que derrocó al presidente Ramón Castillo en 1943. Noticia que fue bien vista por parte de EEUU con la esperanza de que dicho derrocamiento provoque la esperada ruptura con el Eje. Sin embargo los oficiales protagonistas del golpe y encabezados por el General Pedro Ramírez, nada dijeron al respecto en su manifiesto post derrocamiento, de todas maneras y luego de una serie de reuniones en búsqueda del reconocimiento de Ramírez, EEUU dio su aprobación al mismo reflejando optimismo y levantando el boicot a una serie de bienes que eran imprescindibles para nuestro País.
Pero este romanticismo bilateral permaneció en el tiempo mientras EEUU ignoraba que pronto habría una elección popular que permitiría la asunción del General Juan Domingo Perón simpatizante de los alemanes y con un gobierno que esgrimía legitimidad de origen y defensa clara de la soberanía, con el fin en principio de mantenerse equidistante de los polos en conflicto.
El antes embajador de EEUU y luego secretario asistente de Estado para Asuntos Latinoamericanos Spruille Braden, hizo hasta lo imposible para evitar que Perón se consagre victorioso en las urnas. Incluso luego de ello, afirmó que dicho acto eleccionario había sido poco democrático e incluso afirmo que existían evidentes conceptos nazi-fascistas en los Decretos que amenazaban la inversión extranjera. Justamente, a las cuarenta y ocho horas de haber asumido Perón, Argentina recibió una comitiva comercial de la Unión Soviética con el fin de firma el ansiado y demorado Convenio comercial concretado recién en 1953, pero del que no se obtuvo como se esperaba determinados beneficios concretos por parte de nuestro País, que además coqueteaba paralelamente con EEUU y los ingleses en el marco de la competencia comercial internacional, en cuanto a la colocación de diferentes productos. Las miradas estadounidenses eran nuevamente dispares, ya que más allá de la opinión de Braden, existía la postura del nuevo embajador norteamericano en Argentina, George Messersmit; quien entendía que no solo era deseable un acercamiento entre las partes sino que además encontró en Perón un afable negociador.
Nuevamente EEUU nos otorgaba optimismo en pos de ir contra el comunismo desde una America unida, gracias al empeño que Perón ejerció para que el Congreso le aprobara la adhesión a los términos impuestos por la Conferencia de Chapultepec, aunque no sucedió lo mismo con respecto a la Carta de la ONU firmada en San Francisco, tildándola de poco democrática. Dicha actitud permitió un mayor acercamiento con EEUU efectivizándose en el levantamiento de los bloqueos de los fondos impuestos por estos a Argentina, incremento de la inversión extranjera y las tratativas de un certero convenio de defensa armamentística que venia siendo frustrado justamente por las dudas existentes por parte de Norteamérica, de hecho los británicos levantaron el embargo de armas a Argentina. Sin embargo se estaba gestando una Tercera Posición anunciada finalmente por el General para todo el mundo en julio de 1947 y para el asombro de muchos.
Esto implicaba una suerte de punto medio entre un desaforado capitalismo y un comunismo que lo enfrentaba, donde ninguno de los dos construían nada bueno para la humanidad. Mientras que este recurso político se daba a conocer, se iba forjando en torno a él, una doctrina peronista a modo de alternativa en un mundo bipolar, donde el único objetivo del General era consolidar su programa de industrialización nacional. De todas maneras nuevamente nuestro País se encontraba ambiguamente en torno a su actitud en relación a su política internacional, algo que disgustó a algunos estadounidenses; pero otros; afirmaron en marzo de 1950 en un memorándum del Departamento de Estado de EEUU que en sus inicios (1947) la Tercera Posición argentina fue vista como desfavorable para los intereses, tanto de un lado como del otro, en torno a los países que encabezaban las dos ideologías imperantes. Argentina; sigue diciendo el memorándum, en este curso independiente que tomó, no solo invito a otras naciones a unírseles en pos de trabajar juntas por la paz mundial, sino que claramente fue el mismo Perón quien dejo sin lugar a dudas que su País estaría del lado de EEUU si entrara en guerra con la URRSS.
El rol tradicional de Argentina quedó expuesto en agosto de 1947 durante la Conferencia Interamericana para el Mantenimiento de la Paz y la Seguridad del Continente en Río de Janeiro, donde nuestro País se mostró cooperativo. Un mes después incluso se aprobó el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, en ambos momentos la delegación argentina hizo su aporte en pos de la defensa colectiva tanto contra un ataque armado como contra “una agresión que no sea ataque armado”, proveniente de un estado del hemisferio o extrahemisférico; decisión que a diferencia de la postura de EEUU debía tener la unanimidad del cuerpo y no la simple mayoría, mientras que nuestro País quería una acción militar colectiva sólo ante un ataque extrahemisférico. Pero los roces diplomáticos se dieron en el marco de las políticas económicas, evidenciadas sobre todo en la Conferencia de la Habana, donde Argentina en torno al bilateralismo con EEUU comenzó a ser aislacionista, no sucedió lo mismo con los ingleses. En el marco de las buenas relaciones y las conversaciones latinoamericanas sobre seguridad y defensa internacional, comenzaron a manifestarse los países del cono sur en cuanto a las diferentes medidas desfavorables que EEUU había tomado pos II guerra mundial. Ante el incremento de los precios de las maquinarias y equipos industriales por la falta de controles de EEUU, y su dedicación exclusiva en recuperar a Europa quien fuera escenario de la guerra, los latinoamericanos veían disminuir sus reservas por la falta de exportación y los altos precios internacionales. Ante el poco éxito de sus pedidos y la negación de pertenecer al Plan Marshall, el cono sur decidió constituir la CEPAL (Comisión Económica para America Latina y el Caribe) primero negada por EEUU, pero luego también fue un País integrante de ella así como Holanda, Gran Bretaña y Francia. Aunque en el marco de la reconstrucción europea se consideraba a los países abastecedores de alimentos donde nos incluíamos, Argentina encontró obstáculos. Entre ellos el alto costo de nuestro producto y además que las vías de comercialización estaban previstas por intermediarios privados y no por entes estatales como teníamos nosotros para el caso de la exportación alimenticia (IAPI-Instituto Argentino de Promoción de Intercambio). Aunque se mecanizaron las compras europeas a nuestro País a través de la Administración para la Cooperación Económica del intercambio, finalmente el Plan Marshall fue suspendido para los argentinos, comenzando una política discriminatoria en contra de nuestro País y favoreciendo las compras a otros países en términos poco equitativos. Mas allá del apoyo de Gran Bretaña, nuestra actitud comenzó a ser antagonista hacia EEUU en cuanto a la conformación de una organización internacional de comercio en el marco de los encuentros en la Habana entre noviembre de 1947 y marzo de 1948 en la denominada Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Empleo; Carta constitutiva en la cual las propuestas latinoamericanas no ingresaron. Por esto, el gobierno argentino aunque siendo miembro de la ONU, retiró del Congreso las solicitudes de ratificación de los tratados para la creación del Fondo FMI, del BIRF; tampoco adhirió a la Organización de Agricultura y Alimentos (FAO) ni a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (UNESCO) y presentamos fuertes criticas al funcionamiento de la ONU, por ejemplo la oposición al poder de veto de las grandes potencias en el seno del Consejo de Seguridad, planteamos el principio de universalidad en cuanto a la admisión de otros países a la Organización y fue mas evidente nuestra postura cuando nos negamos a apoyar la causa de la Republica de Indonesia y no condenamos la agresión allí, de Holanda. Así mismo, nos presentamos internacionalmente en favor del gobierno franquista en España a modo de desafiar los boicot impuesto por occidente a ese País, y defendiéndolos de ciertas acusaciones en cuanto a que España estaba desarrollando armas atómicas, a tal punto que en 1948 quedo manifiesta la intención argentina ante la visita de Evita a España y la cantidad de barcos cargados de cereales argentinos que llegaban a puertos españoles, pero que sin embargo a fines de 1954 las relaciones bilaterales fueron decayendo ante el avance peronista en torno a sus intenciones latinoamericanas de hermandad bolivariana.

No sucedía lo mismo con las negociaciones bilaterales con Gran Bretaña, con quienes logramos luego de varias negociaciones una importante relación bilateral sobre todo comercial en torno a los ferrocarriles y diversas exportaciones en 1949, siendo modelo para otros países y además una sólida gestión de gobierno que apoyaba a Perón en su confrontación con EEUU. Desde entonces también comenzamos un camino de acercamiento mayor con los pares del cono sur; creando más tarde la OEA (Organización de Estados Americanos) con el fin de conseguir el apoyo diplomático en torno al reclamo de las Islas Malvinas. En el proceso de gestación de dicha organización también se hicieron visibles los enfrentamientos con el norte de America, ya que EEUU buscaba una Resolución anticomunista y otros Estados como Argentina la firma de una Declaración en contra de las colonias europeas en el hemisferio. Aunque la exposición anti EEUU dentro de la popularidad inmersa por el peronismo en las masas argentinas no tenia su correlato con las negociaciones económicas en Washington por parte de la delegación argentina, y aunque se nos acusaba por la firma del convenio anglo-argentino y por la puesta en funcionamiento del articulo N° 40 (pos reforma de la Constitución Nacional) que establecía que los servicios públicos pertenecían al Estado y podían ser adquiridos por compra u expropiación; el entendimiento en el campo económico llegó de la mano de un crédito en 1950 por parte del Export-Import Banck a cambio de nuestra ratificación del Tratado de Asistencia Reciproca que se firmó en 1947.

En un contexto de guerra fría EEUU esperaba que Latinoamérica luchara a su lado contra el comunismo, algunos países del cono sur manifestaban su simple interés de un beneficio económico, otros platearon su necesidad de ayuda estadounidense para lograr evadir la hambruna y evitar así ingreso de dicha ideología, donde los únicos que se sentían amenazados en el hemisferio según Brasil eran solo los EEUU; mientras Argentina mantenía su tercera postura de inacción, evidente en cuanto a su negación en cuanto a la participación de la guerra en Corea, pero no en cuanto a las sospechas que colaborábamos con la huida de los nazis en 1944 acusando al consulado argentino en Lisboa de entrega pasaportes argentinos con el nombre real de los fugitivos. Indudablemente lo único certero durante el gobierno peronista que manifestó su adhesión al occidentalismo fue la ratificación del TIAR porque después todas las actitudes fueron en detrimento de las relaciones bilaterales con EEUU, quienes nos tildaban de avasalladores de las libertades cívicas, que si bien son parte de las políticas internas de un País, la prensa internacional nos acusaba de ampliar el movimiento sindical peronista anti norteamericano y de cercenar la libertad de prensa. Éramos un punto de inflexión en plena Guerra fría, no brindábamos seguridad al hemisferio, en un mundo donde EEUU buscaba relativizar a algunos países como Brasil en torno al poder económico dentro del Conosur o conspirar políticamente en cuanto al grado de peligrosidad que representábamos par nuestro par chileno en relación a los deseos expansionistas. Argentina buscaba viejas aspiraciones bolivarianas ahora expuestas por Perón, quien quería encabezar la emancipación de EEUU en toda Latinoamérica, con el fin de ser líder dentro de una postura de no intervención y de autoabastecimiento como bloque latinoamericano en un proceso de desmembramiento al padrinazgo eterno que quería continuar ejerciendo Norteamérica, y conformar un bloque austral de países o Confederación Latinoamericana de Naciones. Es por ello que desde 1951 las relaciones de nuestro País en el campo regional y sobre todo con EEUU fueron enturbiándose, a tal punto que EEUU adoptó una Declaración de política “secreta” que tenía por objetivo ir contra de la publicidad peronista de caras a la masa popular argentina como así también ir diseccionándola desde las demás embajadas en otros países, para ir poniendo en evidencia que Argentina necesitaba de EEUU y mostrar la actitud poco cívica en su forma de gobierno en torno a las libertades individuales, sindicales y de prensa en general. Una cruzada moral contra el comunismo y de lineamiento económicos capitalistas estaba enmarcando ahora la modalidad de relaciones con Perón por parte de EEUU, modalidad que finalmente fue tomada por el General argentino ya que envió una serie de Proyectos con el fin de atraer inversores externos. Ambos gobiernos temían ante el latente peligro de una tercera guerra mundial, por cuanto ni a nuestro País le convenía quedar fuera del contexto económico siendo en tal caso un importante abastecedor de bienes y armamento, como tampoco a EEUU le convenía seguir con las confrontaciones. Ahora debía haber un manto de diplomacia oficial de caras a las buenas relaciones bilaterales con el fin de tolerar a Argentina en su ambigua postura, mas a allá de la desconfianza que otorgábamos en la región. EEUU cambió su mirada obligadamente en torno a Argentina a tal punto que dejó de poner énfasis en sus intenciones de defenestrar algunos métodos de política interna peronista. Perón fue ganándose una fuerte oposición radical dentro de la política argentina que lo acusaba por su acercamiento a EEUU y por las medidas económicas que tomaba en detrimento según su punto de vista de las arcas argentinas. Sin embargo dichas medidas iban en torno a la corriente cepalina que argumentaba y reclamaba su consolidación económica latinoamericana, a la que EEUU debía escuchar. En un contexto de guerra fría y plena situación conflictiva en Guatemala donde nuevamente EEUU veía aumentar su impasse político económico con sus pares del cono sur. Es por ello que solicitó en la décima Conferencia Iberoamericana llevada a cabo en Caracas que se manifestaran contra el comunismo, donde otra vez Argentina mantuvo su postura de Tercera vía, y donde a su vez muchos países todavía no consideraban al gobierno guatemalteco como comunista. Por cuanto Perón ofreció a Buenos Aires como sede de análisis en cuanto al tema comunista para los países debatieran en torno a ello, ofrecimiento que no fue tomado en cuenta en el medio de un informe de la Cepal que demostraba la declinación de las exportaciones y los términos refavorables de intercambio. Con todo ello el Consejo de Seguridad de la ONU preparó un nuevo paquete de políticas para Latinoamérica reafirmando su solidaridad hemisférica y su deseo de erradicar el comunismo; mediante un compromiso de ir reduciendo las medidas arbitrarias arancelarias e incrementar el incentivo de las economías latinoamericanas en torno a las empresas e inversión privadas. Fue de vital importancia la postura al respecto de Perón, llevándose cabo una importante negociación petrolera con la empresa Standar Olis de California que posteriormente fue ratificada por el Congreso argentino y tildada por EEUU como insuficiente en sus términos, ya que Argentina puso algunos limites en dicho contrato. Dado el caso, poco después del fallido golpe de Estado a Perón, la oposición interna argentina ponía mayor énfasis en contra del peronismo y EEUU nos defendía de pos de las buenas relaciones hemisféricas. Pero no logró dicha defensa que la oposición interna argentina finalmente acaben derrocando a Perón, por cuanto en 1955 los lineamientos liberales de manos del ahora nuevo presidente defacto el General Eduardo Lonardi, quisiera contrarrestar el autoritarismo peronista mediante el revestimiento de una mentirosa moral e igualdad judicial y de libre expresión en Argentina, ya que se condenaba a todo aquel que mencionara todo lo relacionado al peronismo.
De todas maneras y hasta 1956 que se dieron las elecciones libres donde obtuvo la presidencia Frondizi gracias a un acuerdo con el exiliado Perón, Argentina se vio en medio de una crisis interna que también afectó a su política exterior.


Autora; Jaquelin Parada

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