El avasallamiento de los Motoco en Lago Puelo, Chubut.
La historia de la Comunidad Motoco Cárdenas de Lago Puelo Provincia de Chubut en Argentina, está cargada de elementos que ilustran la historia de muchos pueblos originarios y su conflicto Austral.
Investigando en los alrededores, se obtienen escritos y narraciones pertenecientes al 1800, en el que cuentan sobre una familia de pobladores que vivía a la orilla del río Blanco y confluencia del río Azul, respectivamente. Un pueblo asentado allí desde fines del siglo XVIII que aprendió de sus propias luchas y que en silencio y pacíficamente con el paso de los últimos años, lograron su reconocimiento.
La
Comunidad Motoco Cárdenas, con Personería Jurídica N° 087/04 entregada por el
Instituto Nacional de Asuntos Indígenas y reconocidos por la Municipalidad de
Lago Puelo, pueden recién hoy; respirar lentamente a pesar de algunas
citaciones judiciales aún pendientes. Motoco Cardenas, tiene
en su haber tristes historias y la perdida de dos vidas humanas que esperan la
merecida justicia ordinaria en su proceso como pueblo reclamando
un derecho adquirido por posesión y dominio ancestral de su
territorio, y reconocido por la Constitución Argentina.
Hubo intereses políticos y económicos en tiempos pasados, donde muchos querían comprar esas tierras, e incluso una vieja ordenanza local que evidencia la intención de su uso fiscal.Mientras tanto, la Comunidad sabía que debían soportarlo todo para preservar su espacio, su historia. Para continuar cultivando el fruto de aquel amor entre una mestiza cautiva y fornido mutú bautizado como Motoco I hace más de cien años.
A unos pocos kilómetros del límite con el país vecino de Chile, ingresamos a Lago Puelo. provincia de Chubut, en la Patagonia Argentina. Sobre la ruta provincial numero 16 tomando la segunda rotonda, después de unos cinco kilómetros aproximadamente giramos a la derecha con destino a la pasarela Motoco, conocida por los lugareños.
Al
ingresar a tierras sagradas de la Comunidad Motoco Cárdenas, observamos el
camping y las pequeñas casas que dentro de la montaña nos dan la bienvenida.
Uno de los senderos del bosque nos lleva al hogar de Zulma Cárdenas, hoy, después de tanto sacrificio convertido en hostel. Ella nos explicaba sobre el susurrar de los viejos árboles que toman forma de voces ancestrales y que inevitablemente oíamos aquella tarde, en entre el viento y sonido del agua. Sabíamos que se trataba de un grito de justicia que aun reclama su sangre en este 2018 y Zulma nos confirmó esa historia.
Durante
mi estadía en la Comunidad hablé el padre de Zulma, Don Antolyn Cárdenas, un
hombre de más de 88 años, el bis nieto de Motoco,
el protagonista de esta historia.
Motoco I era en realidad Don Pedro
Cárdenas, un hombre descendiente de españoles, corpulento y guapetón que
vivía en la zona de la actual Valdivia en Chile. En 1872 fue cautivo por
aborígenes de la zona y en 1884 llega a Argentina, al finalizar la
conquista del desierto del presidente Julio A. Roca.
En
algunas bibliotecas locales se menciona al cacique de los aborígenes que
tomaron prisionero a Motoco I, con el nombre de Manuel Namuncurá de la
zona de Junín de los Andes Provincia de Neuquén. Otras fuentes
bibliográficas mencionan al cacique Ñancucheo asentado sobre el río Bueno
(actual Chile).
En
aquellas épocas era usual matar a los prisioneros, pero Motoco I conocía muy
bien el manejo de la hacienda y eso le salvaría la vida. El caique lo
mandó al valle de Paimún, a cruzar sus animales por la cordillera en
el sur del volcán Lanín del actual Neuquén. Allí el fornido Pedro
Cárdenas se incorpora como mutú de la tribu, bautizado como Motoco I, del
que actualmente no se conoce ninguna fotografía.Don Antolyn Cárdenas
El
mencionado cacique no confinó a Motoco I en soledad; sino que le
otorgó una de sus hijas. Juana Sanatander. Una joven mestiza
descendiente de una cautiva blanca con quien Motoco I en 1875 se casaría
después de tres años de convivencia en aquella tribu.
Al poco
tiempo el indio y la cautiva se fugarían juntos para vivir sus propias leyes y
lejos de la manda del cacique, engendrando dos hijos, Mercedes y Francisco;
quien luego sería llamado Motoco II.
Por años
entre las montañas vivieron como crianceros hasta que Juana se enteró en
1878 que su madre en la vieja tribu, estaba muy enferma. Juana decide volver
con la certeza de que su padre no tomará represalias de su fuga y confiada de
que la dejaría volver a los brazos su amado Motoco.
Al
respecto, existen dos versiones de ese momento de la historia. Una de
ellas, confirma que su padre finalmente le impide a Juana regresar, porque para
entonces las tropas del Ejército Argentino al mando del coronel Lino de Roa
bajo las órdenes del coronel Lorenzo Winter (gobernador de Río Negro) perseguía
a los aborígenes en la actual frontera. Otra fuente señala que su fuga era
consideraba inadmisible, y por el tal delito fue castigada arrancándole la
planta de los pies para que no volviera a escapar y entregada como esposa al
cacique
Llonquinao.
Al enterarse de aquello Motoco I comenzó a tramar el rescate de su querida Juana, aunque jamás lo concretó. Su vida estaba en riesgo, contra él existía la orden de muerte, emitida por el cacique padre de Juana y acatada por todas las tribus de la zona, entre ellos el cacique Saihueque de las mesetas y las manzanas argentinas.
Juana
jamás se reencontró con su amado, dejando a sus hijos huérfanos pasó días de
dolor en cautiverio al sur de Gualjaina muy cerca del actual Esquel y muy
lejos de su tierra natal, su comunidad había sido dividida por el entonces
coronel Villega.
Su hijo
Francisco (Pancho Motoco II) al enterarse de su existencia decide ir a cuidarla
en su lecho de muerte hasta 1896.
Con los
años Motoco I se casa con Rosario Monsálvez madre de Juan de Dios Vitalicio y
María Milagros.
Zulma Cárdenas es descendiente de Motoco I y Juana.
Francisco o Pancho Motoco II es su tatarabuelo paterno; porque su
padre Don Antolyn Cárdenas es el bis nieto de Motoco II.
Pancho Motoco II se casó con tres mujeres distintas, el abuelo paterno de Zulma es Humberto Cárdenas, hijo del segundo matrimonio.
El primero matrimonio de Motoco II
fue registrado en la zona de Cushamen actual Provincia de Chubut en
1904 con Guillermina Monsalve, quien fuera la madre de siete de sus hijos.
Al morir Guillermina, se casa con Rosalía Soto en
1917 con la que engendra diez hijos más; finalmente con Sabina Ortega tuvo dos
hijos más. En total Motoco II fue padre de 19 hijos.
En cuanto a Mercedes la hermana de Pancho Motoco
II, se casó con Don Lorenzo Vargas, un viejo poblador de Las Golondrinas cerca
del actual Lago Puelo en Chubut Argentina, donde vivió con sus seis hijos. En
su casa, falleció su padre Motoco I en 1925; mientras que su hijo Pancho Motoco
II continuaba con el legado de pastoreo, venta y permuta de animales entre
países vecinos, radicandosé en Lago Puelo y muriendo en el Lago las Rocas
al límite con Chile en 1955.
¿Cómo Motoco I conoció el sur argentino?
Desde el momento en el que fue cautivo Don Pedro comenzó a vivir con su apodo, Motoco I, palabra legendaria que nadie a ciencia cierta puede descifrar. Su familia afirma que significa persona terca u obcecada y hombre de cabello enrulado, con motas.
Juana jamás vuelve después de visitar a su madre y Motoco I a cargo de sus dos pequeños hijos, decide dejar río Bueno. Al regresar a su antigua tierra conoció a Jose Trahiyen que en verano pastoreaba la zona. Trahiyen le propone a Motoco atrapar juntos los animales guachos que deambulaban después de la barbarie del presidente Roca y formar su propia hacienda.
En 1893 se
unieron al sobrino de Motoco Rudecindo Rosales y a su primo Lucas Cárdenas, y
guiados por Cayuñ y Puraylen, cruzaron la cordillera por el Paso del León en
Chile, llegando a Argentina a la altura de El Manso, hoy conocido como El
Bolsón. Ahí acamparon y continuaron capturando vacas y caballos, hasta que
encontraron un caudaloso río, el hoy conocido como río Azul; y allí
se asentaron. Desde entonces, llevaban y traían animales de un lado a otro por
el Paso del León hasta la actual Valdivia. Hay constancia escrita de que Motoco
I, conocía muy bien el paisaje. Guillermo Cox, explorador chileno
dijo conocerlo en 1863: “queríamos llegar a Carmen de Patagones
siguiendo el curso del Limay y el río Negro para repararon al otro lado, donde
había una piedra de unos tres metros de altura y allí, Motoco nos dijo que esa
peña se llama Culaquina”.
En 1894
Motoco I habría traído al lado argentino varios kilos de trigo, que sembró
cerca del río Azul, luego incendiado por el blanco. Prueba de ello es que
se elogió su siembra sin mencionarlos, en un libro de 1911 donde Bailey Willis
escribe; “El Bolsón ha estado cultivando trigo hace ya quince años, y con
buenas cosechas”.
El campo
de los Motoco Cárdenas entonces, trepaba por una explanada hacia el límite internacional
y se perdía en una quebrada profunda, donde se advertían unos alerces que nadie
jamás habría imaginado y que pocos hayan visto. Eran más de mil hectáreas,
únicas y de un valor incalculable, donde solo algunos descendientes de Motoco I
resistían a la avanzada de los primeros foráneos de 1960.
Corina Hermosilla asesinada de 33 apuñaladas, esposa de Alfredo Cárdenas, bis nieto de Motoco I; fue hallada muerta en 1991 al pié de un álamo centenario rodeada por los pocos animales que les quedaban. Su cuerpo tenía, además, un fuerte golpe en la cabeza. En tanto que unos años más tarde su marido Alfredo, apareció ahogado cerca de un recodo del río Azul. Al respecto la policía llegó a la curiosa conclusión de que estaba deprimido y que decidió quitarse la vida para “modificar cierto orden de las cosas”.
Su
familia Motoco Cárdenas está cansada de la impunidad, y afirman que ambos
fueron asesinados. De hecho, Antolyn considera que la causa puede deberse a un
acuerdo de palabra de 1980 con un vecino de la zona, que les había entregado a
Alfredo y Corina un equipo de radio de la época a cambio de un pedazo de
tierra. Sin embargo, cada año este vecino, de profesión doctor, corría más y
más su alambrado, invadiendo propiedad de los Motoco Cárdenas. Por ello según
Antolyn, comenzaron los enfrentamientos con la pareja, que luego
sorpresivamente aparecen muertos. Dos casos de muerte dudosa que tenían
por fin ocupar tierras ancestrales, ya que posteriormente el municipio de Lago
Puelo por Ordenanza en 1996 las declaraba tierra libre de ocupantes.
Sin embargo, el resto de la familia que por necesidad de trabajo estaba desparramada en otros pueblos y ciudades volvió a asentarse definitivamente, con sed de justicia y en contra del hambre de los poderosos de turno que planeaban arrebatarlos de la tierra familiar.
Asuntos Indígenas de la Nación
Argentina finalmente les entregó después de años de lucha la personería
Jurídica N° 087/04 de 2004. Pero el derecho de este pueblo originario no
está totalmente consumado, aún hay vestigios actuales del reclamo. Ya que
parte de la familia de del doctor y probablemente autor de las dos
desapariciones, continúan ocupando parte del espacio
físico ancestral.
El
Diario Noticias del Bolsón en relación al supuesto suicidio de Alfredo Cárdenas
en su artículo del 17 de mayo de 2017 bajo el título " Conociendo a Alfredo
como lo conocía, no creo que se haya caído de la pasarela, sentencio Ibarra" dice: "El pasado 12 de enero Fernando CÁRDENAS fue
amenazado por Enrique CERDA, puestero del Sr. Fatorini. Estas amenazas se
encuadran en las pretensiones del Sr. Fatorini de pasar libremente, él y sus
clientes turísticos, por las tierras que ancestralmente ocupa la familia
Cárdenas y la exigencia de que se abran las tranqueras y pasos de las
propiedades de estas familias. Lo cierto es que estas tierras vienen
siendo ocupadas por los Cárdenas desde tiempo inmemorial y mucho antes de que
existiera la Provincia de Chubut o el Municipio de Lago Puelo. Las hoy 564
hectáreas (pobladores antiguos refieren 1300 hectáreas) de esta familia preexistente
a los Estados provincial y municipal se encuentran en un
lugar privilegiado, al oeste del Río Azul, con acceso por La Pasarela,
cuenta con bosques nativos, cascadas, lagos, ventisqueros, y demás reservas
estratégicas de agua, mallines y
pampas, llegando hasta el límite internacional con Chile. No es la primera
vez que la codicia pone el ojo en estas tierras. Ya en 1991, Corina
HERMOSILLA, esposa de Alfredo CARDENAS, fue asesinada de 33 puñaladas. Un
sujeto de apellido VILCHES, también puestero de Fatorini, estuvo detenido
durante un año acusado de ese crimen, pero la justicia chubutense lo libero y
hoy no se conoce el paradero de aquella persona. Posteriormente, Alfredo
CARDENAS, aparece muerto en octubre de 1995. La causa se caratulo muerte
dudosa, pero otra vez la justicia chubutense no esclareció la muerte. Al
morir Don Alfredo, desaparecieron de su casa todos los papeles referidos a la propiedad.
Inmediatamente la Municipalidad de Lago Puelo, desconociendo la existencia de
sucesores de Don Alfredo (el hoy amenazado Fernando y su otro hermano)
declaro la propiedad "Reserva Municipal Alfredo Cárdenas", usurpando
y violando de esta forma los derechos ancestrales de la Comunidad Mapuche de la
familia Cárdenas. El Municipio niega los derechos ancestrales de la familia
CARDENAS y les niega extenderles el certificado de ocupación que se les exige
para que se les conecte el servicio de energía eléctrica. Pero, sin
embargo, el actual Intendente en su campaña electoral les suministro a los
CARDENAS materiales para que terminen su camping, y recientemente los visito
para proponer hacer un camping municipal. Mientras tanto, en el
pueblo se rumorea que las tierras de los Cárdenas ya están vendidas, y que los
adquirentes solo esperan que muera Don Fernando y su hermano para continuar con
el negocio inmobiliario. Con estos antecedentes, Don Fernando CARDENAS, de
avanzada edad, se encuentra seriamente preocupado por las amenazas recibidas de
parte del puestero de Fatorini, Sr. Enrique CERDA".
Actualmente y a pesar de los años del duelo y contiendas; podemos
conocer la verdadera historia de esta familia ancestral. Podemos acompañarlos,
ayudarlos en su reclamo de justicia, y conocer el maravilloso paisaje que
pertenece a la Comunidad Motoco Cárdenas.
Podemos disfrutar de sus bosques y caminar por sus senderos, por sendas
que hombres y mujeres han caminado hace más de cien años. Podemos comprender el
valor histórico que ha implicado para los pueblos de América Latina el
avasallamiento del blanco.
Antolyn Cárdenas lleva en su mirada el dolor de los suyos, pero rodeado
del amor de la familia de sus bisnietos corriendo a su alrededor, puede
disfrutar del atardecer de su vida con una sonrisa en su rostro, y diciéndonos
entre risas que seamos cautos al recorrer la zona. Porque muchas veces debió ir
al rescate de mochileros desprevenidos que se pierden en la montaña.
Les puedo afirmar, que nadie se marcha del lugar sin disfrutar del encanto de esta familia, y que cada hoja y cada canto de los pájaros del lugar documentan este derecho y su amor por la tierra. Nos entregaron folletos informativos para cuidar el medio ambiente y nos deleitaron con su arte en madera y pintura y con ese sabor gastronómico único de los frutos del bosque.
Nosotros nos vamos por otras historias, y ellos continúan con su vida
simple del olor a leña en sus fogatas, continúan soñando con tener animales
como sus ancestros, aunque los tiempos han cambiado y han sido presa fácil de la
inseguridad y la injusticia.
Autora Jaquelin Parada (+54) 299-5119290
Zulma Cárdenas (+54) 0294- 4573485
Erica Cárdenas (+54) 0299 -5046892.
Entrevistas:
https://www.youtube.com/watch?v=xLzT7jsLrAQ
https://www.youtube.com/watch?v=BmNzK1bGgo8
Diario El Bsolsón
http://www.noticiasdelbolson.com.ar/2017/05/conociendo-alfredo-como-lo-conocia-no.html
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